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  • Foto del escritorOlga San Martino

¿Es tristeza o es depresión?

Actualizado: 19 jun 2019



Como ya hemos comentado en otros artículos, el otoño es una buena época para hablar de la Depresión. En esta época del año, los casos de depresión son más frecuentes y es por eso que vale la pena comentar aspectos de la misma.


Como psiquiatra pienso que cuanto más informadas están las personas, mejor pueden conocer que les pasa y saber que hacer. La educación en el terreno de la salud mental es importante y útil para todos nosotros. A mayor información y mayor conocimiento, mejor salud y mejor control de nuestra vida.


Hoy vamos a comentar algunos aspectos relacionados con las diferencias entre lo que es la depresión (una enfermedad o trastorno) y la tristeza.


Como buena parte del lenguaje psicológico ha pasado a ser de dominio popular, se ha generalizado el uso de palabras para definir o nombrar cosas que no son. La dificultad para establecer las diferencias entre tristeza y depresión es un claro ejemplo. Otro ejemplo sería confundir tener anorexia (palabra que quiere decir: falta de apetito), con padecer un Trastorno de la alimentación (que es una enfermedad).


La inclusión en el lenguaje popular de la palabra “depresión” en ocasiones ha dado pie a la confusión e incluso al desprecio de la Depresión como enfermedad. También se ha ido fomentando un cierto rechazo a algunos estados de ánimo. La tristeza, entre ellos. Por eso a veces resulta más fácil decir “estoy deprimida”, a confesar que nos sentimos tristes. Lo primero suena más técnico; lo segundo, más asociado a la fragilidad humana.


Hay grandes diferencias entre tristeza y depresión. La primera y más importante de ellas es que la tristeza es un estado de ánimo, mientras que la depresión es un trastorno y como tal debe ser tratado.


Diferencias entre tristeza y depresión

1. Duración del síntoma o sentimiento.

La duración de los fenómenos mentales no es un dato exacto. Pese a ello, sí se trata de un dato que, junto con otros, permite hacer una aproximación más precisa a lo que le sucede a una persona. Por definición, una emoción tiene una duración breve.


Una de las grandes diferencias entre tristeza y depresión es que la primera es una emoción pasajera, mientras que la segunda es relativamente crónica (salvo que se realice la intervención adecuada). La persona debe experimentar la tristeza durante seis meses de manera continuada para que, según los criterios diagnósticos, podamos sospechar la existencia de una depresión.


2. Abulia.

La abulia es básicamente una dificultad o resistencia para actuar. Cuando una persona está triste se siente menos motivada para realizar algunas actividades. Quizás reduzca su vida social, o le dedique menos tiempo al trabajo o a otras tareas que realizaba habitualmente. Aun así, sigue manteniéndose activa.


Una persona deprimida, en cambio, es superada por este desánimo. Desatiende sus obligaciones y no es capaz de llegar a los reforzadores que le ofrece el medio. Habla frecuentemente de su cansancio o fatiga y reduce sus actividades al mínimo por un tiempo relativamente largo.


3. Grado de aislamiento

Otra de las diferencias entre tristeza y depresión se refleja en el grado de aislamiento que hay en cada uno de esos estados. Es habitual que una persona triste busque a personas cercanas para hablar acerca de lo que siente. También es usual que busque consuelo en otros, pese a que puede mantener cierto grado de aislamiento social. En este sentido, dependerá de la personalidad y de las estrategias de afrontamiento.


En la depresión, en cambio, comienza a aparecer un rechazo constante al contacto con los demás. La persona deprimida se guarda para sí sus sentimientos y aunque no se siente bien estando sola, lo prefiere a tener que compartir con los demás. Progresivamente se aísla, incluso de las personas más cercanas.


4. Nivel de funcionalidad

Un factor que marca grandes diferencias entre tristeza y depresión es el nivel de funcionalidad. Es decir el grado de actividad y energía habitual. En el caso de una persona triste, su estado de ánimo solo modifica levemente su tren de vida habitual. Quizás sea menos dinámica o más reservada, pero básicamente realiza todas las actividades que realizaría en un día normal.


En cambio, cuando una persona padece depresión, su rutina habitual se ve frecuentemente alterada. Le cuesta mucho trabajo cumplir con sus obligaciones laborales, familiares, sociales, afectivas, etc. Es usual que se vea repetidamente dando o inventado excusas para encubrir su falta de compromiso o su incumplimiento. No logra ajustarse a una rutina “normal”.


La depresión provoca en quien la sufre importante afectación del comportamiento: falta de ganas de hacer cosas, falta de energía, dificultades para trabajar, ganas de estar en la cama,..


5. Desesperanza

Una persona puede estar triste por diferentes motivos, casi siempre asociados a una pérdida o a una situación conflictiva que no logra resolver. Aunque experimenta dolor emocional, también es capaz de reírse, de mirar hacia el futuro y de hacer planes. Puede que no tenga respuestas, pero siente que hay un mañana que podría ser mejor.


En el caso de la persona deprimida, lo que hay es desesperanza. Cuando se mira hacia el mañana todo lo ve oscuro. No hay ni interés, ni deseo, ni capacidad de proyectarse hacia el futuro. ¿Cómo hacerlo si vivir el presente ya le cuesta un mundo?


6. Pensamientos suicidas

Cuando estamos tristes, nos sentimos mal pero nunca pensamos en la muerte, no tenemos ganas de morir, lo que queremos es superar el momento y volverá estar bien.


En la depresión, las ideas, pensamientos y posibles acciones suicidas son un hecho. Los pensamientos relacionados con la muerte son uno de los síntomas más graves de la depresión.

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